Wednesday, February 11, 2015

Ricardo Calderón Inca

Trujillo, 1986. Licenciado en Lengua Nacional y Literatura de la Universidad Nacional de Trujillo. Ha culminado una maestría en Lingüística y Comunicación en la misma casa de estudios. Docente y escritor a tiempo completo.
Ha obtenido una Mención Honrosa en el “IV Cuentatón de Lima”, 2007 (Perú). Finalista al Mejor MiniCuento y Monólogo en el II Premio anual al mejor texto del año “Mejores Escritos de 2008” organizada por la web: El Rincón de los Escritores (Argentina). Finalista en el “VI Concurso anual de Cuento breve y Poesía de la Librería Mediática”, 2009 (Venezuela). Premio Especial en la “I Edición del Concurso Internacional de Microficción para Niños Garzón Céspedes”, en la categoría de Cuento Hiperbreve, 2009 (España). Finalista en el “I concurso de Microrrelatos Avilabierta”, 2013 (España). Seleccionado en el “Concurso Internacional de Microrrelatos Torrelongares”, 2014 (España). Finalista en el concurso Primer Premio de Cuento “A imagen y semejanza del Perú”, convocado por Ediciones Altazor y Selección Gallera, 2014 (Perú). Seleccionado en la antología denominada I Concurso de microrrelatos de terror “Microterrores", 2014 (España).
Ha publicado dos libros de microrrelatos: el híbrido “Microacertijos literarios” (Ediciones OREM, 2009) y el libro “Alteraciones” (Ediciones OREM, 2013). Además forma parte de la antología de cuentos “Generación DROG” (Ediciones OREM, 2009), de la antología del microcuento liberteño “En pocas palabras” (Ediciones OREM, 2012), del libro “Circo de Pulgas - Minificción Peruana” (Editorial MICRÓPOLIS, 2012), del libro de cuentos “Sobrevolando los nuevos autores de la libertad” (Editorial 9 MONSTRUOS, 2014) y de la antología Trinacional de Microficción “Borrando Fronteras”, (Editorial MICRÓPOLIS, 2014).



LA CIUDAD DE LOS FEOS 


Al principio del universo, los feos poblaron el mundo.
Algunos con tres ojos, otros con tres piernas y, en su mayoría, con tres amorfos dedos; eso los hacia torpes, torpes pero bellos. Para que su belleza no se evapore y perdure a través de los años, decidieron reunir a todas las ninfomaníacas más horripilantes de la tierra, según ellos, para habitar y embellecer el aburrido y seco mundo, lleno siempre de mariposas y arco iris sin razón. El día esperado llegó para la ciudad. 

Los hombres saciaron su instinto animal, un hedor de perfume que se consume en el cuerpo, luego la calma, el vacío, el silencio ocupó el espacio. 
 
—¡Ha nacido un bello niño! —pronunciaba la gente.

“Bello”, no entendido en el lenguaje común de la ciudad de los feos, su belleza era realmente verdadera y única. 

Todo el día se ocuparon en dar alguna explicación ante la absurda y nefasta aparición de ese ser aterrador. Nunca hallaron respuesta al principio, pero sí a un final.

—Tenemos que llevarlo al monte más alto de la ciudad —dijeron—, hay que arrojarlo al precipicio.

Al parecer, la decisión estaba ya tomada. 

Llegada la noche, los senadores decidieron ejecutar su acción ante la vista plena de sus ansiosos pobladores. Mientras un grupo de monjes rezaba en nombre de aquella pobre alma horrible y espantosa que aún respiraba de sus aires fétidos. El más anciano de la población levantó al pequeño dirigiéndose al cielo: 

—Toma este cuerpo, oh dios de la fealdad, creador del caos y de la desgracia, llévalo a tu imperfecto mundo y ampáralo en tu nauseabunda morada. AMÉN. 

Dichas las últimas palabras, soltó lentamente al niño que reía solemne ante el asombro de los habitantes. Mientras caía sin reparo, algo inexplicable sucedió: el niño comenzó a transformarse en un ser realmente feo, comenzaron a brotarle catorce pezuñas, cuatro ojos, dos cabezas, cuatro piernas, y dos largas lenguas puntiagudas.  
 
Y así nació el comienzo de la historia, la creación del mundo y de los feos. Algunos dicen que es solo un mito, mientras que otros afirman con dos cabezas lo que la ciencia quiere ocultar.


Del libro de microrrelatos “Alteraciones” (Ed. Orem  2013)

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