Lima.1964. A los 17
años obtuvo sus dos primeros premios nacionales de literatura, el de cuento
‘José María Arguedas’, y el de ensayo ‘José Joaquín Inclán’. Estudió Derecho y
Ciencias Políticas, y posteriormente Lingüística, en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. En 2005 participó invitado al I Encuentro de Narradores Peruanos realizado en Madrid, España. Ha
sido declarado Huésped Ilustre por las municipalidades provinciales de Abancay,
Huánuco y Huamanga.
Ha publicado más de 30 libros, entre los que destacan las
sagas de Nina y de Rumi, las novelas infantiles Ojitos el osito valiente (2012) y Tanith y la casita de los pájaros
(2012), los ensayos Letras indígenas en
la Amazonía peruana (1993), Marca:
historias y tradiciones (2003) y Voces
de la selva (2013); el poemario Voces
(1998), los cuentos de El olor del agua
(2000) y las novelas El Periodista
(1996), Volver a Marca (2001), El dios Araña (2010), El campeón de marinera (2011), Las guerras secretas (2012), Las trampas del Chusalongo (2014) y el
libro Seres Fantásticos del Perú
(2014), entre otros títulos. Actualmente organiza el Coloquio Internacional de Literaturas Amazónicas, así como la Jornada de Literaturas Andinas, y dirige
la Revista Peruana de Literatura.
CUENTOS BREVES
El extraño
“Papá,
hay algo extraño debajo de la cama”, digo, asustado.
Mi
padre me calma, me cubre con las frazadas y, para demostrarme que no hay nada,
se inclina y se mete debajo de la cama.
Nunca
más volví a ver a mi padre.
Navegante
Enfilé
la canoa y remé con todas mis fuerzas. El río se abría amplio y turbulento.
Tiempo después, comprendí que la otra orilla resulta ser, para muchos, el final
del camino. Entonces apunté a la tercera orilla del río. Y a la cuarta.
Y
aún sigo navegando.
Mirada
Me
moría de ganas de mirarla. Esperé días y horas a que pasara por mi lado. Hasta
que, por fin, apareció. La tenía tan cerca. Y para mirarla mejor, cerré los
ojos.
Amor
Una
mujer se enamoró de una montaña. Y para comprender al ser amado, descendió al
cañón más profundo, hasta hallar su belleza en el contraste.
Caperucita
Caperucita
se comió al lobo. Nunca pudo controlarse. Es que el lobo, viejo conocedor de
suspiros femeninos, era un caballero.
Un instante
La
conocí en una noche vacía. Ella era callada y su silencio tenía tatuadas las
palabras imposibles. No podíamos ser. Ella era una sombra, y yo tan solo un
momento.
Insectos
La
hormiga dio un paso y fue un suspiro. La araña dio otro paso y fue brisa.
Ninguna pudo registrar su paso por el mundo.
Mirada
Ella
temblaba entre sus brazos. Alcanzó la última mirada, el beso final. Y la Muerte
se dejó abrazar con una sonrisa.
Niño
Era
un niño que no quería ser adulto, y para escapar de su destino empezó a crecer
para adentro.
El otro
“Buenos días, Pedro”, le dijo su mujer al lado
de la cama, y Juan se levantó de un salto. Estaba en otra casa, otra cama y
otra mujer lo besaba. Poco después, otros niños que no eran sus hijos lo
saludaron: “Buenos días, papá”. Juan entró al baño pensando en cómo aclarar el
error. Se llamaba Juan Soria, era empleado del ministerio de Salud, su mujer
era una bella morena, y no la rubia que lo había despertado, y su hijo tenía 17
años y no esos dos mocosos que lo recibieron con besitos. Se vio al espejo y se
quedó mudo. Ya no era el hombre grueso y de sonrisa fácil, sino un hombre
enjuto y de mirada fría. Y estaba más viejo. Derrotado, comprendió que solo le
quedaba saber quién era y aprender a conocerse.
Doña Cuca
Se
llamaba doña Cuca. Y era una linda cucaracha. Pero tenía un problema: se había
enamorado de míster Sapo, que era gordo y rubio. “¿Qué hacer?”, suspiraba doña
Cuca. Un día perdió la vergüenza, se peinó las antenas y se alisó las alas.
Estaba muy guapa doña Cuca. Fue al estanque y vio a míster Sapo más hermoso que
nunca. Pero doña Cuca apenas pudo exhalar un suspiro. El Sapo, al verla, alargó
su tosca lengua, la atrapó y se la comió de un solo bocado.
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